Gabriel Orozco, el artista mexicano contemporáneo más sobresaliente en el mundo

14 de abril de 2019
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Reconocido como uno de los artistas contemporáneos más innovadores, diversos, polémicos y creativos, Gabriel Orozco ha colocado el nombre de México en las galerías más importantes a nivel internacional y es que este artista nacido en Jalapa, Veracruz en 1962, ha sabido incursionar de manera precisa y acertada en prácticamente todas las corrientes artísticas existentes.

 

Después de estudiar en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en la ciudad de México y en el Círculo de Bellas Artes en Madrid, Orozco comenzó una odisea en la década de los noventa que lo llevaría a ser hoy en día el artista mexicano más influyente de los últimos veinte años.

 

Mario Orozco Rivera, su padre y artista también, fue su mayor influencia durante su niñez, y lo vio trabajando a lado del muralista David Alfaro Siqueiros en el barrio de San Angel en la Ciudad de México. Fueron esas experiencias las que consiguieron que Gabriel creciera escuchando sobre arte y política, entorno que lo fue moldeando en el artista que conocemos hoy en día. 

 

Al emigrar a estudiar a España, se enfrentó a las corrientes modernistas de posguerra, a toda la magia de los estilos contemporáneos y su quiebre con los movimientos artísticos clásicos y convencionales.

 

 

 

Regresó a México con todo lo que asorbió en Europa y fundó en su propia casa un taller donde confluían decenas de artistas y se generaban nuevas ideas, dando inicio así al movimiento de arte contemporáneo mexicano que vemos hoy en día con representantes como Damián Ortega, Gabriel Kuri, Abraham Cruzvillegas y el Dr. Lakra.

 

En ese momento, Gabriel Orozco comenzó a dar forma a un estilo muy particular influenciado por el dadaísmo y el arte conceptual, donde se da mayor atención a la reacción y experiencia del espectador y no tanto hacia los objetos en sí.

 

Con el arte conceptual como bandera, Orozco ingresa de lleno a las galerías y museos tanto de México como de otras partes del mundo y forma parte de la corriente imperante hoy en día en el mercado artístico.

 

Desde obras pictóricas como "Perro durmiendo" y esculturas como "Naturaleza Robada" Orozco busca la conversación y la polémica, la reacción, la atracción o la repulsión, pero siempre alguna emoción de sus espectadores.

 

Por ejemplo Mis Manos son mi Corazón, es una pequeña obra escultórica en forma de corazón hecha por el artista en 1991 aplicando presión con los dedos sobre un pequeño trozo de arcilla y dejando la impresión de sus dedos en la forma de un corazón.

 

"El carácter duradero de la arcilla endurecida contrasta con la vulnerabilidad suave de la identificación del objeto como un órgano humano. La impresión de los dedos del artista deja una huella persistente del contacto con sus manos, una meditación sobre el proceso creativo.Mis Manos son mi Corazón también se refiere al díptico realizado con las fotografías tomadas al artista con el torso desnudo, sosteniendo la obra cerca de su verdadero corazón."

 

 

Para la Bienal de Venecia de 1993, Orozco colocó en el piso de la Aperto una caja de zapatos vacía. El uso de la caja de zapatos en un principio podría considerarse simplemente como algo ya hecho, pero al contrario, el uso de este objeto por parte de Orozco estaba destinado a llamar la atención del espectador o espectadora a lo que le rodeaba.

 

 

 

 

La colocación de un objeto tan familiar dentro de un entorno por lo demás vacío permite más de una toma de conciencia de lo que está y no está en el espacio. Las razones de la atracción silenciosamente convincente de un objeto totalmente banal son por supuesto múltiples; sin embargo, se podría encontrar una primera explicación en el hecho de que la presentación de un contenedor vacío, en lugar del propio objeto, traza el mismísimo cambio del valor de uso al valor de exposición que se ha producido en la cultura en su conjunto.

 

Este tipo de obras provocaron gran polémica en los círculos intelectuales en México donde se afirmó que dichas presentaciones no eran arte, sin embargo, al paso de los años, dicha tendencia conceptual se volvió lo mainstream no solo en México, sino también en todo el mundo con artistas como Banksy o Damien Hirst.

 

 

La primera vez que Orozco expuso en Nueva York colocó cuatro tapas de yogurt en cada una de las paredes opuestas de la sala norte vacía de la galería. Orozco ha dicho varias veces que pretende 'defraudar al espectador'. En otras palabras, su trabajo a veces puede parecer decepcionante para aquellos que hayan llegado a la experiencia con ciertas expectativas. Tapas de Yogurt desafió la noción de los espectadores acerca del espacio, el vacío, la conciencia y el cuerpo. “Era un poema sobre la nada, que bellamente, por lo tanto, podría también ser uno acerca del todo. Una presencia, que por insignificante que fuera, era la clave para ver el vacío de la sala, de la misma manera en la que es necesario un solo sonido para manifestar el silencio.”

 

Gabriel Orozco es representado por la Galería Marian Goodman de Nueva York, la Galerie Chantal Crousel en París, y la Galería kurimanzutto en la Ciudad de México.

 

Sus exposiciones individuales más importantes incluyen una retrospectiva a la mitad de su carrera que comenzó en diciembre de 2009 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y que luego se exhibió en el Kunstmuseum de Basilea, en el Centro Pompidou de París, y finalmente, en mayo de 2011, en la Tate Modern de Londres.

 

Otras exposiciones individuales incluyen Asterismos, en el Deutsche Guggenheim (2012), en el Guggenheim de Nueva York (2012), en el Museo del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México (2006), el Museo Ludwig de Colonia (2006), el Palacio de Cristal, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, (2005), en el Museo Hirshhorn, en Washington DC (2004), y la Serpentine Gallery de Londres (2004).

 

Orozco participó en la Bienal de Venecia en 1993, 2003 y 2005; en la Bienal de Whitney en 1995 y 1997; así como en Documenta X (1997) y Documenta XI (2002).

 

Ha recibido numerosos premios, incluyendo el de la Sección Espacios Alternativos en el Salón Nacional de Artes Plásticas en la Ciudad de México (1987), una beca DAAD de artista residente en Berlín (1995) y el premio alemán Naranja Azul (2006).

 

Su última polémica fue la instalación titulada OROXXO en la Galería Kurimanzutto. La muestra consistió en una réplica de una tienda de conveniencia Oxxo construida al interior de la galería y en la que se presentaban los mismos productos que este negocio ofrece regularmente, aunque entre ellos se encontraban 300 que fueron intervenidos por el autor con los círculos que caracterizan su obra desde la década de 1990, poco más de 70 años después de que la misma figura geomética caracterizara a Vasily Kandinsky.​ De esta forma, Orozco convirtió chocolates, papas, refrescos, condones, entre otros objetos, en obra de arte, yuxtaponiendo dos marcas - la propia del producto y la de él como creador.

 

 

A raíz de esta instalación o exhibición, fue duramente criticado por algunos especialistas de arte como es el caso de la conocida Avelina Lesper, sin embargo, Orozco continúa ocupando las galerías de arte contemporáneo más importantes en el mundo.

 

Sobre su proceso artístico Orozco comenta: "Lo artístico, o lo poético, si quieres llamarlo así, sucede en varios momentos, desde el proceso creativo hasta la presentación final de la obra, y su desarrollo posterior. Está sucediendo en el tiempo. En mi obra, es el tiempo lo que importa, no el espacio. Tú puedes ir a un museo y no encontrar arte, o no sentir que lo encontraste; salir de ahí vacío, como si hubieras ido a una tienda. Es en el tiempo donde sucede lo artístico, no en el espacio. También ocurre que hay obras en que el proceso es muy interesante, pero el resultado es aburrido. En otras, al revés, el proceso es tedioso pero el resultado final espectacular. Es muy importante el momento en que se presenta la obra, porque es cuando se hace pública, cuando entra en comunicación con los demás. "

 

Ante la polémica y la crítica sobre muchas personas que dicen que el trabajo de Orozco no es arte él dice: "Creo que mi obra sigue generando escepticismo en cierta gente, que no la entiende bien, que no le interesa demasiado. Pero no puedo prever, en realidad, cómo voy a decepcionar esta vez…"

 

Gabriel Orozco un artista que se atrevió a hacer lo ináudito, lo inesperado, lo transgresor y lo catalogó como arte. Una persona que rompió paradigmas y se atrevió a mostrar y mostrarse sin importar la opinión de los demás. Alguien que buscó siempre precisamente eso, la reacción, la decepción, la turbulencia, lo no establecido y logró trabajar hoy en día en museos como el MOMA de Nueva York o el Pompideu en París.

 

Y es que es tan solo a través del atrevimiento, del riesgo, de la desfachatez, de pensar diferente que se logran las cosas, que se logra lo trascendental, sea bueno o sea malo, pero se logra aquello que quedará impreso en la memoria colectiva para toda la vida.