Elvira González, la científica mexicana que trata la diabetes con vino.
El vino elaborado con zarzamoras y arándanos fermentados cuenta con potentes efectos que podrían ayudar en el control de la diabetes, según investigaciones realizadas en la Universidad de Illinois, encabezadas por la científica mexicana Elvira González de Mejía.
Los frutos rojos, como las fresas, las frambuesas, los arándanos y las zarzamoras son ricos en compuestos fenólicos —como antocianinas y proantocianidinas—, los cuales tienen un efecto antioxidante, antiinflamatorio y de regulación de glucosa en la sangre.
Dichas propiedades toman fuerza en la bebida, la cual está formada por una concentración: 70% zarzamora y 30% arándano.
“Uno de los grandes problemas de que la sangre se llene de azúcar es que es un proceso inflamatorio que puede llevarnos a problemas mucho mayores y a enfermedades crónico degenerativas”, apuntó la mexicana.
De acuerdo con la investigación, el organismo produce una enzima llamada dipeptidil peptidasa-4 (DPP4), la cual inhibe las hormonas que estimulan la producción de insulina, lo que provoca que no pueda regresarse a los niveles normales de glucosa.
“Eso es grave, porque entonces se empieza a acumular la glucosa en la sangre y tenemos un paciente con diabetes. Tenemos que buscar terapias que puedan inhibir esta enzima DPP4 para que las hormonas estén activas”, mencionó.
Durante el estudio —en el que se utilizaron ratones—, se concluyó que el grupo de roedores que consumió el vino presentó una baja importante en su peso corporal y disminución de glucosa.
“Lo que no esperábamos es que los animales que bebían solamente los vinos con la concentración más alta, perdieran peso. Eran animales sanos que no hacían ejercicio adicional”, dijo.
También, hubo un cambio que mejora la secreción de insulina, así como una disminución en los procesos inflamatorios relacionados con enfermedades crónico degenerativas, como el cáncer, la obesidad y padecimientos cardiovasculares.
Es importante aclarar que esta bebida no sería un reemplazo para las terapias actuales, sino un complemento. Ante ello, aún faltan estudios para determinar la compatibilidad con otros medicamentos en el cuerpo.
