Cuando éramos niños no siempre escuchamos con atención a nuestros abuelos. A veces, mientras jugábamos en el patio, la calle, adentro de la casa o en la mesa, nos regañaban y sus voces resonaban entre nuestros agudos gritos de fiesta. Se hacía el silencio y los juegos se terminaban.
Pero no atendíamos con cuidado sus advertencias y sus consejos. Otras veces nos los decían cuando estábamos callados, tratando de escuchar atentamente; pero con el tiempo, las palabras se nos fueron olvidando.
Dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo y los abuelos definitivamente saben cómo vivir la vida con paso firme, porque han experimentado un montón de cosas que siendo joven se desconocen. Además se saben, y con mucha maña, las salidas más sencillas a cualquier clase de problema. Sus consejos, a veces a manera de regaño, de advertencia o de consejo cariñoso, se vuelven inmortales, y no nada más por ser recuerdos: se vuelven eternos si los practicamos constantemente y los otorgamos, en el mismo tono, a las futuras generaciones.
Es típica la imagen del niño regañado, mirando al horizonte y en más de una película, se le dice al niño: “Mírame a los ojos”. Puede parecer una instrucción extraña, cuando está fuera de contexto, pero la cosa es que mirar a los ojos al otro, cuando te habla o le hablas, tiende una sensación de completa atención. Mirar a los ojos es decir que estás dispuesto a escuchar. Y sólo si estamos dispuestos a escuchar, podemos entender a los que nos rodean.
Mientras que los papás a veces forzan a los niños a no dejar comida en su plato, son los abuelitos los que nos recuerdan que no se debe desperdiciar la comida. Lo cierto es que el desperdicio de comida en el mundo es un problema muy grave. La FAO afirma que un tercio de la comida producida anualmente se pierde por desperdicio. Algunos de nuestros abuelos conocen la escasez de comida en carne propia. Y todos saben el esfuerzo que implica trabajar para comprar comida. No te tienes que comer todo lo que no hay en el plato si ya no tienes hambre, pero no la tires, guárdala para otro momento, regálala a alguien que la necesite. Harás feliz a otros y estarás contribuyendo mucho más de lo que crees a nivel global.
Aunque es difícil identificar con claridad el origen propio, no hay que olvidarse de dónde venimos. Tal vez la frase significa que no te olvides de dónde vienes llegando. Si estás mejor que antes, valora el esfuerzo que has hecho para llegar hasta donde estás. Y si las cosas dieron un pasito para atrás, no te agobies y recuerda que siempre estás en movimiento, que las cosas siempre están cambiando y que de todas las experiencias aprendemos algo que nos sirve para luego. Aprende a apreciar tu presente, sin olvidar tu pasado y a la gente que te ha acompañado hasta donde estás, como a los abuelos, por supuesto.
Los abuelitos y abuelitas no nos dan este consejo porque sí: saben, porque lo han vivido que uno se enamora más de una vez y que la vida es para disfrutarla. Tal vez no te enamores mil veces, pero no te olvides de que todas las cosas tienen un ciclo de vida y la parte activa de ese ciclo llega eventualmente a su fin. Lo que queda son recuerdos y muchas lecciones aprendidas, esas las puedes guardar siempre contigo. Enamórate tantas veces como sea posible, la vida, por más larga, al final, parece corta.
Esta frase chistosa, definitivamente de la época de los abuelos, significa hacer un esfuerzo grande ante condiciones adversas, no rendirse a pesar de todo. Es preciosa, porque nos recuerda que todos en algún momento de la vida tenemos que sacrificar la comodidad, material o emocional, para modificar nuestras circunstancias de vida. Y también nos dice, que no importa qué tan mal parezca estar el panorama, siempre podemos seguir intentando. La comodidad y el equilibrio van a regresar y volverán a irse, pero nosotros estamos listo para hacer de tripas corazón.
Por si no sabias aqui te mostramos como se dice abuelo en diferentes lenguas indigenas:
- Hueyitata (náhuatl de la Huasteca)
- Velito (náhuatl de la montaña de Guerrero)
- Ta ta (otomí del centro)
- Cha´a (mazahua del oriente)
- Énhé (chichimeco jonaz)
- Nool (maya)
- Teucári (huichol / wixárika)
- Mam (tseltal)
- Muk’tot. Junuk a vo’onton (felicidades abuelo/ abuelito)
- Bixhooze’ biida’ (zapoteco de la planicie costera)
- Tsii (mixteco de la costa noroeste de Oaxaca)
- Sutu cha’nu (mixteco del oeste de la costa)
- Mëjteety (gran padre) (En mixe alto)
- Ap (mixe alto del norte)
- Ñiú‘ (chinanteco del sureste medio)
- Iu´(chinanteco de Santiago Jocotepec, Oaxaca)
- Ataj chij (papá grande)
- Xii (triqui de San Juan Copala, Oaxaca)
- Palochi (tarahumara del norte)
Este articulo fue publicado por masdemx