Emprendimiento e Innovación

La mexicana que conquistó Dubái con paletas... y un sueño.

12 de junio de 2025
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La mexicana que conquistó Dubái con paletas... y un sueño.
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A inicios de 2020, justo cuando el mundo se preparaba para enfrentar uno de los años más difíciles de la historia reciente, Patricia Olguín, originaria de Puebla, vivía en Dubái una vida que parecía estar en su punto más alto: una carrera consolidada como ejecutiva en una reconocida franquicia estadounidense, estabilidad económica y una rutina cómoda. Pero un conflicto legal con su empresa terminó abruptamente con su empleo. De un día para otro, se encontró sin ingresos, sin ahorros, con deudas acumulándose… y en un país extranjero.

 

Cualquiera en su lugar habría sentido miedo. Y ella también lo sintió. Pero en vez de dejarse vencer, hizo lo que solo quienes llevan fuego en el alma se atreven: volver a empezar desde cero.

De la incertidumbre al ingenio

 

Con el corazón agitado por la incertidumbre, Patricia comenzó a buscar alternativas. Las ofertas laborales no estaban a la altura de su experiencia, y las cuentas no daban tregua. Así que, con lo poco que tenía —su creatividad y experiencia— decidió ofrecer consultorías independientes a pequeñas empresas.

 

Ahí, entre ideas, presentaciones y reuniones improvisadas desde su pequeño departamento, ocurrió el primer chispazo. Una empresa local que comercializaba fruta fresca estaba acumulando toneladas de producto sin vender. Lo que para ellos era un problema, para Patricia fue una revelación.

¿Y si usamos esta fruta para hacer paletas heladas artesanales?

Esa idea, tan sencilla como brillante, no solo proponía reducir el desperdicio alimentario, sino darle una nueva vida a algo que estaba a punto de perderse. Así nació Pop Culture: una marca de paletas de hielo hechas con fruta real, inspiradas en sabores mexicanos, pero pensadas para conquistar paladares en el corazón del Medio Oriente.

Emprender con el corazón… y con una hielera

 

Arrancar no fue fácil. Patricia tuvo que aprender desde cero sobre producción congelada, técnicas de conservación en un clima extremo y adaptar recetas tradicionales a los gustos de una ciudad donde el lujo es la norma. Experimentó con sabores como mango con chile, tamarindo, fresa con crema y otros que fusionaban ingredientes locales con la herencia mexicana.

 

Desde su cocina convertida en laboratorio, elaboraba las paletas por las mañanas, por las tardes salía a ofrecerlas en cafeterías y tiendas, y por las noches planeaba sabores, empaques, estrategias. Con cada venta, pagaba un poco de sus deudas. Con cada sonrisa de un cliente, recuperaba confianza.

El día que el príncipe se volvió fan

Lo que vino después ni ella misma lo hubiera imaginado. Un día, casi por casualidad, una de sus paletas llegó a manos del príncipe heredero de Dubái, Sheikh Hamdan bin Mohammed Al Maktoum. El príncipe, conocido por apoyar iniciativas locales, quedó encantado con el sabor natural y refrescante.

Pidió mil paletas para un evento privado. Pero eso no fue todo.

Poco después, compartió una fotografía de las paletas en sus redes sociales.

 

Y Dubái… explotó.

La marca de Patricia se viralizó. Cafeterías, restaurantes y tiendas empezaron a llamarla. Las redes sociales se llenaron de mensajes de personas queriendo probar “las paletas que le gustaron al príncipe”. Patricia, aún incrédula, lloró de alegría esa mañana. Porque detrás de cada paleta estaba su historia. Porque ese momento era el fruto de meses de esfuerzo silencioso.

De lo casero a lo profesional

 

El respaldo inesperado de la realeza fue el empujón que su marca necesitaba para despegar. Pop Culture pasó de ser una idea casera a una empresa en toda regla.

 

Patricia reinvirtió sus primeras grandes ventas en congeladores, personal, empaques, distribución. Perfeccionó la cadena de frío, negoció con proveedores locales de fruta, capacitó a su equipo. Y lo más importante: no perdió el alma del proyecto.

 

Hoy vende más de 15,000 paletas al mes. Tiene presencia en cafeterías de moda, supermercados gourmet y hasta parques temáticos. Pero más allá de los números, cada paleta sigue teniendo lo mismo que la primera: pedacitos de fruta natural y una historia de lucha detrás.

Los retos detrás del éxito

 

Nada de esto fue fácil. Mantener productos congelados en pleno desierto implica una logística milimétrica. Cumplir con normas sanitarias estrictas y liderar un equipo multicultural le exigió desarrollar nuevas habilidades. Y como en todo emprendimiento, hubo tropiezos: pedidos que no llegaron, recetas que no funcionaron, semanas de agotamiento.

 

Pero Patricia, lejos de rendirse, convirtió cada obstáculo en aprendizaje. Su frase favorita se volvió un mantra:

Los sueños se consiguen con pasión, pero se sostienen con trabajo

Y eso fue lo que hizo. Día a día. Paleta a paleta.

Let It Dough!: un nuevo antojo, otro gran salto

Cuando Pop Culture ya tenía rumbo firme, Patricia no se durmió en sus laureles. Junto a una emprendedora local apasionada por la repostería, lanzó Let It Dough!, una marca de donas artesanales.

 

Donas de tres leches, de churro, de cardamomo… cada una pensada con el mismo cariño que sus paletas. Las marcas no compiten: se complementan. Algunas paletas incluso llevan mini donas como topping, y en los puntos de venta hay espacio para ambas.

Gracias a la estructura construida con Pop Culture, Let It Dough! despegó más rápido. Hoy ya se venden en varios cafés y próximamente abrirán una tienda temática donde se podrán disfrutar ambos productos bajo un mismo techo. Patricia llama a Let It Dough! “otro hijo más”, y con razón: es otro proyecto nacido del amor por compartir, por crear, por soñar.

¿Qué viene ahora?

 

Lejos de pensar en detenerse, Patricia quiere más.

 

Sueña con llevar sus marcas a otros países del Golfo… y también a México, su tierra natal. Imagina un local en la Roma o en Coyoacán, donde turistas prueben por primera vez la paleta que conquistó Dubái. Quiere desarrollar postres más saludables, colaboraciones con artistas, y seguir usando sus marcas para causas sociales, como ya lo hizo con una edición limitada de paletas cuyos ingresos apoyaron a Dubai Cares.

 

 Y sobre todo quiere inspirar.

Patricia Olguín: un corazón mexicano en tierra de dátiles

 

Hoy, Patricia es más que una emprendedora. Es una inspiración para quienes han sentido que todo se viene abajo. Su historia nos recuerda que a veces, cuando parece que hemos perdido todo, es justo cuando encontramos nuestro verdadero camino.

 

Que el éxito no siempre empieza con una oficina bonita o un plan de negocios perfecto, sino con una idea, una chispa… y mucha, mucha garra.

 

Porque al final, lo que vende Patricia no son solo paletas o donas. Vende esperanza. Vende prueba viva de que sí se puede. De que las mexicanas pueden conquistar el mundo, incluso en desiertos lejanos, sin perder el sabor de casa.

 

Y si alguien lo duda, que le pregunte al príncipe.