Carlos Amorales, dinamismo en el arte mexicano.

04 de abril de 2019
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Carlos Amorales, dinamismo en el arte mexicano.
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Después de recorrer y estudiar en diferentes partes del mundo, el artista plástico Carlos Amorales regresó a México para consolidar su carrera y formar parte de las exposiciones permanentes de la distinguida Galería Kurimanzutto.

 

Nacido en la Ciudad de México en 1970, Carlos mostró una fuerte inclinación a las manifestaciones artísticas desde sus primeros años de vida, ya que fue fuertemente influenciado por su padre Carlos Aguirre, un artista visual destacado en la década de los sesenta y setenta.

 

Es a los 22 años que decide ir a estudiar artes plásticas en Holanda, por lo que desde el inicio de su carrera siempre mostró un estilo muy europeo, moderno y ecléctico que lo distinguiría a lo largo de los años venideros.

 

Después de una buena temporada en Europa y dedicado exclusivamente al estudio, Amorales decide comenzar a realizar exposiciones, momento en el que es descubierto por otros críticos que lo animan a regresar a su país y elaborar un arte más representativo de México combinado con el toque visual y estilistico que obtuvo a lo largo de su estancia en el viejo continente.

 

Esto no fue una mala idea pues rápidamente el artista resaltó con su serie dedicada a la lucha libre, un deporte representativo de la cultura y la idiosincrasia mexicana. Por esta serie de performances elaborados entre 1996 y 2003 Carlos comenzó a ser bastante reconocido en el ámbito cultural y artístico de la ciudad de México.

 

Comenzó a incursionar en otras áreas como la música, el happening, las artes plásticas enfocadas a temas experimentales, así como a la animación filmica.

 

A partir del 2010 se dedica de lleno al cine, el performance y la escritura y la tipografía como manifestación artística.

 

Sus trabajos en el ámbito performático se han presentado, entre otras ciudades en: Londres (Tate Modern, 2003); San Francisco (Museo de Arte Moderno de San Francisco, 2003) y París (Centro Georges Pompidou, 2001). Entre sus exposiciones individuales destacan: Suprimir, modificar y preservar, Mac/Val (Val-de-Marne, Île-de-France); Remix, Palazzo delle Esposizioni (Roma, 2010); Discarded Spider, Cincinnati Art Center y Orange County Museum of Art (Ohio y California, 2008 y 2009)

 

Cuatro animaciones, cinco dibujos y una plaga, Philadelphia Art Museum (Philadelphia, 2008). Por último, a nivel colectivo, cabe destacar las exposiciones: Manifiesta 09 (Genk, 2012); Performa (Nueva York, 2007); y la participación en el pabellón de Holanda de la Bienal de Venecia. En 2013 participó en la exposición Fronteridad: migración, desplazamiento y nomadismos artísticos, llevada a cabo en la Universidad Politécnica de Valencia.

 

La obra de Amorales se caracteriza por el dinamismo y el cambio constante, por la búsqueda y la interpretación. Su pasión por la hermeneutica, el significado y el significante, así como por las tipografías y los símbolos le han abierto muchas más opciones para lograr una obra siempre en constante movimiento, dispuesta a nuevas y crecientes interpretaciones.

 

Black Cloud, una de sus instalaciones más reconocidas consta en pequeños insectos en tercera dimensión colocados en las paredes y techos de la galería, formando como su nombre lo dice una nube negra en todo el espacio. Con un significado abrumador e incluso apocalíptico Carlos ha logrado el asombro y quizás el terror de los que han visitado su obra.

 

El momento en que se pierde el lenguaje verbal y se da lugar a otras posibilidades de comunicación es cuando el artista considera que se da la anarquía, uno de los temas principales de la obra expuesta que es relacionado con el terremoto ocurrido en la Ciudad de México en 1985 dónde se observó que la anarquía generada por la parálisis el gobierno produjo una movilización social positiva.

 

Este vínculo se observa en la pieza que da origen al nombre de la exposición Germinal, un periódico que conjunta imágenes de edificios destruidos durante el terremoto y textos anarquistas con trazos caóticos en lápiz. Al igual que Terremoto Vertical , un montaje de piezas de metal basadas en grietas de los edificios dañados que giran y trazan líneas que siguen el patrón de zigzag, estudiando así la grafía caótica que se organiza debido a su aplicación constante. Piezas que invitan a reflexionar sobre la creación de órdenes sociales a partir de momentos anárquicos.

 

Hoy en día Carlos Amorales radica en la ciudad de México y es representado por la Galería Kurimanzutto, una de los espacios más conocidos y respetados del arte contemporáneo.

 

En 2017 se cumplieron diez años de que México comenzó a exponer en la distinguida Bienal de Venecia, por lo que Carlos fue invitado a presentar su obra La Vida en los Pliegues, Amorales presenta una investigación sobre el lenguaje y los sistemas de comunicación no codificables como formas de representación y reinvención de la realidad.

 

El recorrido comienza con un conjunto de poemas escritos con un abecedario encriptado y tridimensional. Los textos poéticos se disponen en mesas como hojas en blanco, llevando la obra de lo tipográfico a lo fonético: cada letra también es un instrumento de viento, una ocarina.

 

Mil ocarinas en la pabellón forman relación con las 92 partituras que se muestran en el salón, lugar donde al final se muestra un cortometraje llamado La Aldea Maldita. La primera vez que Amorales participó en la Bienal de Venecia fue en 2003 en el pabellón de Holanda, y en el 2017 tuvo el reconocimiento de representar al de México. En relación a lo que ha cambiado a lo largo de estos años Amorales respondió:

 

"Ha cambiado mi edad, la primera vez que expuse en la bienal tenía 32, ahora tengo 47 años. Yo cambié y mi trabajo cambió. El Pabellón de Holanda de 2003 era una muestra colectiva de cinco artistas, dos holandeses y tres de otros países. Fue un gesto de apertura y de multiculturalidad en un momento en que la globalización era muy importante. Un país como Holanda quería abrirse a otras culturas, países y artistas. Catorce años después vemos una situación distinta, casi inversa: hay nuevos nacionalismos, movimientos reaccionarios y gente que está en contra de la globalización, por distintas razones –buenas y malas–. Esa transformación me pareció reveladora. Me tocó un ciclo de apertura que hoy se está cerrando. La obra que presento en el Pabellón de México reflexiona sobre ese cambio."

 

Al respecto el artista habla sobre el racismo, el clasismo y el rechazo que ha surgido hacia los extranjeros en diversos países por lo que en uno de sus cortometrajes muestra cómo una familia lincha a unos inmigrantes.

 

"Es un linchamiento que podría ser en cualquier parte del mundo en cualquier época histórica. Comisioné a una periodista la investigación de los linchamientos en México porque cuando volví de Holanda me di cuenta de que esos casos ocurrían continuamente en el país. El linchamiento estaba allí, era algo que sucedía, pero no solo en México. Cuando era estudiante en Estambul vi cómo lincharon a una prostituta rusa. En los últimos años, en México ha habido, además de linchamientos, ajusticiamientos, gente que mata ladrones, y también hemos vivido el fenómeno de los movimientos de autodefensa. Los linchamientos, ajusticiamientos, movimientos de autodefensa y los linchamientos mediáticos en internet –los troleos– evidencian el debilitamiento del Estado, porque el linchamiento es una forma de impartir justicia a los márgenes del gobierno. Muchos de estos casos, sin embargo, son equivocaciones y derivan de rumores. Hace un par de años acusaron a unos encuestadores de ser secuestradores y los lincharon. Es imposible negar que está ocurriendo algo en México y en el mundo. Este, aunque exagerado, es uno de los síntomas."

 

Dentro de este encuadre no se podía omitir la fuerte oleada de refugiados que ha tenido lugar en los últimos años en diversos países europeos y a los migrantes que diariamente cruzan a Estados Unidos, a lo que el artista comentó:

 

"Sí, en México podemos pensar en los migrantes que parten rumbo a Estados Unidos, pero en Centroamérica verán a los migrantes que cruzan la frontera con México. Por eso me parecía importante abrir esa experiencia y no hacerla solo mexicana. Recordé El listón blanco, de Michael Haneke, situada antes de la Segunda Guerra Mundial. La película retrata el momento en que el nazismo se empieza a manifestar y revela hasta cierto punto cómo se está pudriendo la sociedad. ¿Qué ocurre en una sociedad que lleva a un sistema tan delirante como el nazi? A partir de esta pregunta empecé a plantear el argumento de la película. La historia del linchamiento es larga –podría ser eterna, sabemos que ocurre desde la Edad Media–, sin embargo es una metáfora adecuada sobre el momento que vivimos hoy. La película sigue a unos migrantes que llegan a un pueblo y, en vez de que las personas del pueblo los reciban, los linchan. En ese argumento sencillo se pueden ven dos cosas: la migración –relacionada con la globalización– y la gente que se opone y que protege su pueblo –vinculado al nacionalismo–. El cortometraje de la instalación es la puesta en escena de ese conflicto."

 

El mundo del arte contemporáneo ha sido constantemente criticado y alabado, al mismo tiempo, una dualidad que ha logrado que exista una fuerte polémica sobre las manifestaciones artísticas actuales, siempre en comparación con las exposiciones de arte clásico. Amorales comenta sobre la situación actual del arte en México.

 

"Ha habido una sobremediación. Se asumió que el arte era difícil, incomprensible, esotérico, elitista, solo para personas cultas y extrañas, y toda obra, por lo tanto, se tenía que traducir a los mortales. Los últimos años ha habido un aparato muy grande, institucional, que establece una mediación con el público, ya sea con la hoja de la sala o las personas que guían y explican, aunque hay muchos métodos. Nos hemos acostumbrado a que en toda exposición haya algo en medio para no confrontar directamente a la obra. Eso se ha vuelto un problema, porque nos ha vuelto dependientes. El arte nos puede afectar emocionalmente pero es distinto a una novela o a una película. Es quizá más parecido a la música, una sensación emocional abstracta. Allí es donde está el valor, no solo tiene que ser emocional, puede ser ver algo o entender algo, y de allí tener una idea. Te puede hacer entender el proceso estético del artista, pero al haber siempre mediación se le ha quitado margen al arte para explicar el mundo por sí mismo."

 

Pero ¿qué piensa Carlos sobre el público que asiste a las galerías y exposiciones?

"Ha habido una intención de viralizar el arte: “ven y hazte un selfi” en una exposición, y desfilan por internet selfis y las obras se convierten en trending topic. Esto me hace pensar si realmente hubo personas que vieron y reflexionaron sobre la obra. Lo que me gusta del arte es que nos hace cuestionarnos. El arte ha crecido en cantidad, pero cualitativamente permanece igual. A veces me consuelo con esa idea."

 

El trabajo y los proyectos de este destacado artista mexicano no se detiene aquí. Aún tiene múltiples planes y proyectos que radican en incursionar en aún más áreas siempre en pos de la exploración y la experimentación inherente a su trabajo.

 

Una obra social y de denuncia que ha traspasado fronteras y que utiliza un lenguaje universal pero desde una óptica muy mexicana. 

 

"Quiero narrar, hacer cómics, escribir. Hace un par de años fui a Chile a hacer una película sobre la poesía de ese país. Fue revelador ver la fuerza de los poetas, cómo con tan pocos recursos –la palabra y la voz– se puede generar algo tan grande. Nicanor Parra lee sus poemas, que podrían parecer chistes y absurdeces, pero la gente se lo lleva a su casa y de pronto se vuelve parte del lenguaje chileno. El mejor tipo de arte es ese, el que no se queda en algo contenido sino que se vuelve parte de la cultura."

 

Quizá Carlos Amorales, además de un excelente artista plástico mexicano se convierta en un trovador de historias, relatos y cuentos de nuestro país, definitivamente una tela de donde hay muchísimo para cortar.